Después de un paréntesis en esta especie de cuaderno de vitácora, aquí he encontrado un ratito para decir algo más. Justo después de cenar en un garito de un pueblacho en el medio de Laos.
No he tenido a mi disposición una línea de Internet en algún tiempo y ahora tampoco la tengo. De hecho, aquí parece que hay pocas ondas por el aire. El dispositivo de Wi Fi de mi ordenata no detecta nada y no sé si habrá alguna línea de Internet en mogollón de kilómetros a la redonda, pero ya pondré esto online cuando estémos en un lugar con conexión.
El pueblo: Ban Na Hin, al sureste de Vientiane, a unos 200 o 250 kilómetros, o sea unas cinco horas y media de autobús. La situación: pues como decía, acabamos de cenar. Me he zampado un pescado que se salía del plato, huelo a repelente de mosquitos que no se me acercan ni los camareros, Esther se acaba de ir a sobar y yo me he quedado un ratico para ver si encuentro algunas palabras para contar algo de este momento y de este lugar.
Estoy sólo en esta especie de restaurante. Bueno, los que trabajan aquí deben estár por alguna habitación, pero no se les ha visto el pelo en más de tres cuartos de hora. Y eso que no les he pagado aún. ¿Será de verdad por el repelente?
El garito está hecho de madera y bambú y tiene una gran ventana a mi lado derecho que no tiene cristales ni rejas ni hostias. En plan Picapiedra, pero aún así, creo que el lugar es bastante elegante. El silencio no es total puesto que se oyen grillos, pájaros y alguna moto lejana de vez en cuando, pero la paz del pueblo es realmente notable.
Ayer llegamos aquí desde la capital, alquilé otra motillo de 125cc y fuimos unos 50 kilómetros al sur para ver una cueva que supuestamente es de las más largas del mundo. Pasamos la noche por allí, en un entorno que me flipó tanto que aún lo estoy analizando, así que creo que ya contaré algo más del sitio cuando pase las fotos y reúna algunos adjetivos para describirlo en otro Post. Y esta mañana hemos venido de nuevo a este pueblo, que es el más “grande” y cercano a la zona de la cueva.
Hablando de silencios y sonidos, acabo de oir una vaca. Me he asomado por la ventana Picapedresca y he visto dos vacas grandes y un becerro que estaban aquí mismo, en la terraza del lugar. Se han pirado al otro lado del camino. Parece algo bastante común aquí que los animales estén sueltos por el pueblo o por la carretera. De hecho cuando vas con la moto por ahí se te cruzan perros, gatos, vacas, patos, gallinas e incluso cerdos. No sé si es que yo soy muy de ciudad o qué, pero me llama la atención ver todos estos animales de granja completamente sueltos y a su rollo. Me resulta bastante pintoresco, tal vez porque normalmente los he visto encerrados detrás de vallas, jaulas o lo que sea. No sé cómo lo harán pero desde luego resulta algo más justa esta forma.
En este lugar, la sensación de tiempo es curiosa. Por un lado, me dicen que por aquí estamos en el año 2553, que supongo es el año según el calendario budista, y por otro, ando por la calle sin asfaltar y huelo a fuego, veo mogollón de animales sueltos y algunas infraestructuras parecen las de hace un siglo en Europa. Veo, en el autobús de Vientiane, a una señora mayor gritándole a un móvil o soy capaz de hablar con España y ver la cara de mi interlocutor usando internet, pero salgo de la ciudad y me encuentro con poblados que parecen haber estado igual durante siglos. Veo cabañas de bambú con ropa tendida fuera en sitios apartados de la “civilización” cuyo entorno es espectacular, pero en la puerta de algunas de esas cabañas se puede ver una antena parabólica oxidada. Algunos lugares parecen completamente atemporales.
Este tipo de cosillas, unidas a la calma con la que por aquí se mueve la gente y al hecho de que a 10 de diciembre estoy en manga corta a las doce de la noche me han sugerido el título de este Post: “El tiempo es diferente en Laos”, en varios sentidos.
En el último Post que publiqué decía que iba a subir más fotos de las acumuladas para ver si ponía al día el blog y sincronizaba más los comentarios con las fotos, pero era un poco tarde y tras subir la foto llamada “Cheers!!!” me fuí a dormir, saliendo temprano al día siguiente hacia Laos. La gran mayoría de las que he subido a este blog hasta el momento son del sur de Tailandia, pero tras esta ronda tengo la intención de seguir tratando de actualizar el tema y subir unas cuantas de Bangkok, el norte de Tailandia y el norte de Laos del tirón en los próximos Posts. Pero por el momento, ahí van esas acumuladas aún del sur.
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Pillando conchas |
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Otra isla en Tailandia |
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Yo subo al barco como quiero |
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Volviendo a Phi Phi |
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La nube y la isla |
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Un día de sol |
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Mar tranquilo |
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Quitandome la camiseta blanca (y poniendome la roja) |
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Esther |
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Phi Phi Lee al atardecer |
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Ferry de Coh Phi Phi a Krabi |
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Monkey Connection |
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Detrás de una hoja ¡Me quiere quitar la cartera! |
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Vente a mi rama |
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Y tú ¿qué miras? |
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Ahora subo |
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Desde un templo budista |
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Tras unos 3300 escalones |
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Mercadillo cerca de Krabi 1 |
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Mercadillo cerca de Krabi 2 |
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Papeo riquísimo En la barca |
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El arca de No ¿eh? |
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Barcas en Railay Bay |
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Railay Beach |
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Tras un paseo por la jungla lloviendo |
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Guest House in Ao Nang Beach |
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Movida |
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Buseto de Krabi a Bangkok |
¡Hola a los dos! La verdad es que me he quedado realmente impresionada... ¡Madre mía! ¡qué fotos has hecho! Te felicito de verdad... ¡me encantan! ¡y además me dais mucha envidiaaaaaaaa! ¡Pedazo de viaje que os estáis montando colegas! ¡Qué suerte!
ReplyDeleteBesitos de Ana y Rafa!!
Me encanta la luz de las fotos, sobre todo ese naranja al atardecer... Y la de Monkey Connection, buenísima!!! Me recuerda a ese gran corto que rodamos: Connection :)
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